Tañe el campanario
manda el mensaje al pueblo:
¡Son las doce! ¡Se hace tarde!
y hay que vestir temprano al clero.
El hombre del sur que bajó la luz by Francisco Lara Sánchez is licensed under a Creative Commons Attribution-NoDerivs 3.0 Unported License.
13 noviembre 2012
Un amigo que pensaba en pensar
Se arrebujaba el enjuto escritor,
sin ganas de parecer letrado,
vestido con chaqueta y zurrón
como el viajero que está de paso.
Para poder adivinar se acercó la camarera
a ver lo que en su libreta hizo
y se sorprendió al comprobar -la mesera-
que solo era un garabato mellizo.
sin ganas de parecer letrado,
vestido con chaqueta y zurrón
como el viajero que está de paso.
Para poder adivinar se acercó la camarera
a ver lo que en su libreta hizo
y se sorprendió al comprobar -la mesera-
que solo era un garabato mellizo.
Excursión de clase
Ruidoso jolgorio llevan
al pasarme los escolares
que entre risas no contemplan
dejar de ser infantes.
Han aprendido en libros
y ahora aprenden en la calle
y encaminan ahora el regreso
dejando de lado el valle.
¡Quién pudiera! Quién pudiera,
con tal algarabía,
volver a clase con el maestro
y ser infante todavía.
al pasarme los escolares
que entre risas no contemplan
dejar de ser infantes.
Han aprendido en libros
y ahora aprenden en la calle
y encaminan ahora el regreso
dejando de lado el valle.
¡Quién pudiera! Quién pudiera,
con tal algarabía,
volver a clase con el maestro
y ser infante todavía.
A un amigo muerto
De igual forma y manera
que el graznido del cuervo
irrumpe la calma mañanera
entre el bosque de abetos,
me hallé inerte en la acera
al cruzar al eco del recuerdo.
Hoy he visto a mi vera
el fantasma de un amigo muerto.
que el graznido del cuervo
irrumpe la calma mañanera
entre el bosque de abetos,
me hallé inerte en la acera
al cruzar al eco del recuerdo.
Hoy he visto a mi vera
el fantasma de un amigo muerto.
12 noviembre 2012
Pero no para mí
Dos enamorados que se miran,
pero no para mí.
El dorado amanecer,
pero no para mí.
Aunque digan que sí,
que algo espera ahí,
que el cielo no siempre es gris.
Te puedo decir que sí,
pero no para mí.
Una gran cena en navidad,
pero no para mí.
San Valentín, que pronto viene y va,
pero no para mí.
Solo puedo decir
que lo que encuentro aquí
es cuanto te pedí
y te puedo decir que sí,
pero no para mí.
pero no para mí.
El dorado amanecer,
pero no para mí.
Aunque digan que sí,
que algo espera ahí,
que el cielo no siempre es gris.
Te puedo decir que sí,
pero no para mí.
Una gran cena en navidad,
pero no para mí.
San Valentín, que pronto viene y va,
pero no para mí.
Solo puedo decir
que lo que encuentro aquí
es cuanto te pedí
y te puedo decir que sí,
pero no para mí.
Silenciosos Guardianes
Me deslizo ante los mortecinos
y apretujados árboles;
longevos finitos Guardianes
que en silencio esperan los nuevos.
Pero siempre en silencio.
y apretujados árboles;
longevos finitos Guardianes
que en silencio esperan los nuevos.
Pero siempre en silencio.
Anotación prima
Es el primero, el primero de muchos
y ninguno sabrá más;
ni el segundo ni el tercero.
Porque de muchos es y será
el primero. Siempre el primero.
y ninguno sabrá más;
ni el segundo ni el tercero.
Porque de muchos es y será
el primero. Siempre el primero.
Hacia el valle almorávide
Aquí, debajo,
enterrado linaje,
encuentro mi pasado
mientras veo encaminado
mi paso hacia el valle almorávide...
enterrado linaje,
encuentro mi pasado
mientras veo encaminado
mi paso hacia el valle almorávide...
Al mecer del cierzo
La angosta escalera,
eterna, impávida y esquiva y dilatados pensamientos,
juega entre el bosque de serios y altos pinos.
La angosta escalera,
lenta, concienzuda, pilar de otra época,
azahar de valle, de pensamiento almohada.
La angosta escalera,
esa que sube hacia las almenaras.
Impávida, impasible al mecer del cierzo.
eterna, impávida y esquiva y dilatados pensamientos,
juega entre el bosque de serios y altos pinos.
La angosta escalera,
lenta, concienzuda, pilar de otra época,
azahar de valle, de pensamiento almohada.
La angosta escalera,
esa que sube hacia las almenaras.
Impávida, impasible al mecer del cierzo.
A mis nietos
Pregunta, niño,
pregunta.
Pregunta que aún hay tiempo
Pregunta,
pregunta el por qué del río,
del viajar del viento.
Pregunta.
No conoce, aún no sabe.
Recorre desde la puerta hasta el algarve.
Salta y juega entre el arbusto y el abeto.
Pregunta, niño,
pregunta.
Pregunta que aún tienes tiempo.
pregunta.
Pregunta que aún hay tiempo
Pregunta,
pregunta el por qué del río,
del viajar del viento.
Pregunta.
No conoce, aún no sabe.
Recorre desde la puerta hasta el algarve.
Salta y juega entre el arbusto y el abeto.
Pregunta, niño,
pregunta.
Pregunta que aún tienes tiempo.
11 noviembre 2012
La llamaron "sofisticada"
Casi la llamaron sofisticada.
La clásica priora.
Sacudida de carnes, de manos airada.
Un silbido con forma de señora.
Lánguida, en púrpura chaqueta arrebujada,
un esqueleto bailando en carnes que aflora
en terso, nervioso, ¡Pálido semblante de lápida!
que colorido jovial fue otrora.
Despachaba el camarero
-ocioso, raudo,
un aspaviento arremolinado,
sin dejar al último por el primero-
en aquella terraza a medio techar
donde se conocían damas y caballeros.
Y yo, como no era de unas y en el otro iba sobrar,
casi preferí arrebatar mi bufanda al perchero
y sofisticadamente dejar -allí, como todos- mi café sin pagar
e intentar correr más que el buen tendero.
Siete y, alguno, más.
Decía esta mañana el periódico que
existen siete pecados capitales.
Hacia el cristal me giré para ver
si aún había alguno que me faltase.
si aún había alguno que me faltase.
10 noviembre 2012
Café de noche
Concurrida la noche,
frío sarmiento afuera.
Al calor de las luces
que iluminan apenas.
Entre cháchara y risas
pasa sin darme cuenta
dulce aroma caliente
en una taza espesa.
Tan vieja, tan amiga,
tan presente en los temas.
En idas y venidas,
en tardes de Mairena.
Conforta siempre al viejo,
perderse en ella busca.
Nunca tolera al joven
que aprisa siempre apura.
Concurrida la noche,
helada ventolera.
Escuchando en las luces
morir a la trompeta.
09 noviembre 2012
Tarde de otoño
El viento mece el espeso rizado,
maraña enjuta bajo un gris sombrero,
mientras, las hojas y el agua bailando,
regresa el lento, apagado recuerdo.
Incorporóse del frío reposo
la alargada y paulatina figura.
Botines ajados, mirar vidrioso,
de edad temprana y anciana escritura.
Enfundó las manos en el abrigo,
casaca oscura, protege del viento.
Busca refugio, no ahora del frío,
sino del raudo pasar de su tiempo.
Ha visto a hijos, amigos y hermanos
todos venir y marchar con lo puesto.
Ahora encamina de nuevo el paso
a la orilla del río sempiterno.
maraña enjuta bajo un gris sombrero,
mientras, las hojas y el agua bailando,
regresa el lento, apagado recuerdo.
Incorporóse del frío reposo
la alargada y paulatina figura.
Botines ajados, mirar vidrioso,
de edad temprana y anciana escritura.
Enfundó las manos en el abrigo,
casaca oscura, protege del viento.
Busca refugio, no ahora del frío,
sino del raudo pasar de su tiempo.
Ha visto a hijos, amigos y hermanos
todos venir y marchar con lo puesto.
Ahora encamina de nuevo el paso
a la orilla del río sempiterno.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)