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El hombre del sur que bajó la luz by Francisco Lara Sánchez is licensed under a Creative Commons Attribution-NoDerivs 3.0 Unported License.

21 mayo 2013

La despedida.

Recorre el cuerpo un escalofrío,
duro como el inerte acero,
que postra el alma con sentimiento afligido
cuando se cierne el partir sempiterno.

El pecho oprime, sobresale el latido,
se cierran las manos, suspira el alma
al ver en la calma alejarse el olivo
y menguar en la loma el calor de su cama.

Aprendió haciendo camino
lo que amargo enseñaban las cartas:
a dejar al hermano, a olvidar al amigo,
a ver secar el río en yermas estancas.

El amigo antaño, ahora hermano,
despide riendo lo que abraza afligido.
No mira su rostro, no estrecha la mano.
Se marcha de nuevo el hermano y amigo.


El pecho oprime, ladrón el olvido,
que arrebata la calma y enciende el pesar,
dejando vereda y el Sol escondido,
seca la rosa y marchito encinar.

No habrá cartas, no habrá despedidas,
no hay tiempo para los abrazos.
Llega el momento, abandona el regazo,
cierra las puertas sin luz encendida
que marque el sendero de su avenida
y encuentre por fin verdadero descanso.

15 mayo 2013

El final del viaje

Querré volver a empezarlo cuando llegue el final del viaje.
El principio del olvido, el recuerdo lento.
Un alto en el camino del camino muerto.
El inicio prolongado para el que no buscaremos traje.

Y yo que nunca quise quedarme, yo que me bebía el tiempo,
yo que cerraba bares y alternaba entre luces, yo que en las mañanas amanecía muerto.

Veo llegar el momento; tranquilo, sosegado. El que espera en el peaje
donde todos rendimos cuentas 
de las copas y de las cenicientas de una noche, de dos y de treinta.
Un naufragio manso que no ha visto abordaje.

Y yo que no dejo semilla, yo que buscaba el momento
de salir de cuentas del mar de dudas. Yo quisiera empezar el viaje de nuevo.

08 abril 2013

Nada dije

Nada dije de olvidar Madrid
ni cerrar por sus calles
ni dejar con el alba tu piso
y cruzar por el medio del precipicio,
como el funambulista en Versalles,
que cambia el cable por el juego y el vicio.

Y luego te vi.

Nada dije de tener que cambiar
las casas de citas por citas escritas
y dejar de apoyarme en el brazo
de aquella señora que ofrece el regazo
por dejarte la bolsa y quitarte la vida
y cambiar mi chaqueta por el -ahora- retazo.

Y  allí me encontré.

Nada dije de saber fingir
sobre juegos de amor y deportes de azar
donde siempre confundo apostando
las fichas de dos en los bailes de cuatro
y juego al farol del hablar por hablar
mientras hago por disimular que no estoy mirando.

Y sin embargo me fui
sin saber por qué,
Queriéndome ir
sin saber volver.

01 diciembre 2012

Te dedico

Esta noche te dedico
el penúltimo vals de los casados,
el cuento de "el mañana no ternina",
querer verte desnuda en la cocina,
los versos para los enamorados,
esta noche te dedico.

13 noviembre 2012

Campanas de mediodía

Tañe el campanario
manda el mensaje al pueblo:
¡Son las doce! ¡Se hace tarde!
y hay que vestir temprano al clero.

Un amigo que pensaba en pensar

Se arrebujaba el enjuto escritor,
sin ganas de parecer letrado,
vestido con chaqueta y zurrón
como el viajero que está de paso.

Para poder adivinar se acercó la camarera
a ver lo que en su libreta hizo
y se sorprendió al comprobar -la mesera-
que solo era un garabato mellizo.

Excursión de clase

Ruidoso jolgorio llevan
al pasarme los escolares
que entre risas no contemplan
dejar de ser infantes.

Han aprendido en libros
y ahora aprenden en la calle
y encaminan ahora el regreso
dejando de lado el valle.

¡Quién pudiera! Quién pudiera,
con tal algarabía,
volver a clase con el maestro
y ser infante todavía.

A un amigo muerto

De igual forma y manera
que el graznido del cuervo
irrumpe la calma mañanera
entre el bosque de abetos,
me hallé inerte en la acera
al cruzar al eco del recuerdo.

Hoy he visto a mi vera
el fantasma de un amigo muerto.

12 noviembre 2012

Pero no para mí

Dos enamorados que se miran,
pero no para mí.
El dorado amanecer,
pero no para mí.

Aunque digan que sí,
que algo espera ahí,
que el cielo no siempre es gris.
Te puedo decir que sí,
pero no para mí.

Una gran cena en navidad,
pero no para mí.
San Valentín, que pronto viene y va,
pero no para mí.

Solo puedo decir
que lo que encuentro aquí
es cuanto te pedí
y te puedo decir que sí,
pero no para mí.

Un extraño frente al valle

¿A qué has venido al prado
amigo de lo nuevo, enemigo de lo mundano?

Silenciosos Guardianes

Me deslizo ante los mortecinos
y apretujados árboles;
longevos finitos Guardianes
que en silencio esperan los nuevos.

Pero siempre en silencio.

Anotación prima

Es el primero, el primero de muchos
y ninguno sabrá más;
ni el segundo ni el tercero.

Porque de muchos es y será
el primero. Siempre el primero.

Hacia el valle almorávide

Aquí, debajo,
enterrado linaje,
encuentro mi pasado
mientras veo encaminado
mi paso hacia el valle almorávide...

Al mecer del cierzo

La angosta escalera,
eterna, impávida y esquiva y dilatados pensamientos,
juega entre el bosque de serios y altos pinos.

La angosta escalera,
lenta, concienzuda, pilar de otra época,
azahar de valle, de pensamiento almohada.

La angosta escalera,
esa que sube hacia las almenaras.
Impávida, impasible al mecer del cierzo.