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El hombre del sur que bajó la luz by Francisco Lara Sánchez is licensed under a Creative Commons Attribution-NoDerivs 3.0 Unported License.

27 mayo 2012

No nos queda nada.

Tengo
muy poco tiempo
y aún así
se produce el silencio
y aún así...

Haces
que sea fácil
y con miradas asesinas
esquivas el dolor
de una conversación.

Pero damos la espalda
y en la misma habitación
nos separa un abismo.
Sin dar la cara
espacio hasta el camino
y camino muy despacio,
por si miras hacia atrás
Y no nos queda nada...

Mientras
las voces tiemblan
y ninguno de los dos
pensamos en parar.

Puede,
tan solo puede,
que al menos esta vez
consigas entenderlo.

Espalda contra espalda
y en la misma situación
nos habla el olvido.
Sin dar la cara,
parados sin pensar
pararnos en pensar
que somos dos extraños.
Y no nos queda nada...

Y no nos queda nada.
Y nadie dice nada.
Y no nos queda nada
y nada ahora entre los dos.

25 mayo 2012

Mañana me marcho...

Dame siete estrellas, dame tardes de canela
no me des venidero, dame un "dentro de poco".
No me digas misa ni me hables de hipoteca
ni a las repisas te subas a buscar el rastrojo
de los años que me quedan.

Que me marcho mañana y hoy estoy de paso
Que mañana me marcho y me pierdo de tu vera,
de la cuenta del naufragio en mi canción venidera,
un alma de corsario en tu nariz veinteañera.

Mi futuro es el convento de las mentiras del pasado
de las vidas, de los muertos, de las idas y venidas,
de los árboles ya secos de los campos colegiados,
a las puertas del verano donde pierdo yo la brisa
y me siento en el tejado a romperme la camisa.

Que me marcho mañana y no es temprano,
Que mañana me marcho y no te olvido
del camino que me lleva por la calle mal venida
de la puerta del ahogado a las rosas con espinas.

Si te digo que me marcho no es por culpa del camino
no es el "hoy" ni es el "yo" ni es el "no dijiste" ni el "te digo",
es curarme las heridas y cerrar las cicatrices
para abrirme otras nuevas y dejarte que me grites
por marcharme sin dejarte que pudieras despedirte.

21 mayo 2012

Quitarte todo de golpe.

Siempre tuve la insana, envenenada
esperanza de cruzarnos cada día,
donde cuelgan los carteles sin balcones,
el mendigo vende una balada
de las farolas que silban a los peatones.


Hay tantas cosas que te dedicaría
tantos libros, tantas fotos y postales
y de golpe te lo quitaría.
Todo te lo quitaría de golpe.


Pero esta tarde estuve caminando
y buscaba detrás de cada esquina,
la vida que hace tiempo me robaron,
las veces que esperé en tu portería,
a dejarte flores con recargo.

Hay tantas cosas que sé que te diría
tantas noches de sentarme a mirarte
y de golpe siempre me lo quitas.
Siempre me lo quitas de golpe.

Ahora ya termina el día
y regreso a mi refugio,
de canciones encendidas,
con la vela del diluvio,
a ver tus fotografías.