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El hombre del sur que bajó la luz by Francisco Lara Sánchez is licensed under a Creative Commons Attribution-NoDerivs 3.0 Unported License.

22 octubre 2010

Bosquejos y resquicios III: El muchacho que no consiguió cambiar el mundo.

Resulta que hubo una vez un muchacho valiente
que cruzó doce mares y luchó en quince guerras.
No tenía rival en planetas, cielos o mares
y hace años emprendió un viaje hacia nuevas tierras.


Sin espadas, sin naves, sin monstruos, soldados y arena.
Sin la selva de hierba que guardaba en su jardín.
Sin olivos sobre los que hacer un fuerte de madera.
Sin las tardes viendo al sol acostarse sobre un mar de adoquín.


A los trece quería crecer y peinarse la barba.
A los veinte se petrificó viendo el tiempo pasar.
Lo que traiga consigo la suerte será para otros.
Lo que quede después de nosotros no nos servirá.


Sin historias con grandes guerreros y bellas doncellas.
Sin la hoguera que hizo verano aquellos inviernos.
Sin mis gatos, mi cama, mi casa, mi rincón de galeras.
Sin la esperanza de que podamos volver a vernos.


Decían que vieron a alguien que se le parece
vendiendo en la calle su espada y jubón.
¡Se lo lleven! ¡No juego! Que nadie recuerde
que una vez tuve un sueño y desapareció.


Sin floretes, sin capas, sin sus pistolas.
Sin su risa de escudo, sin barco de papel.
Hace tiempo un muchacho quiso cambiar el mundo
y fue el mundo el que lo vio perecer.

Bosquejos y resquicios II: Que no vuelvan a verte.

Si una noche despiertas a las tres de la mañana
y crees que por azar falto de tu lado,
no corras hacia a la ventana.
No esperes audiencia en tu drama,
la canción ya la han escuchado
y tu baile no lleva a la cama.

Que me dé tiempo, que tenga mucha suerte.
Que no llegues a la puerta, que tengas que volverte.
Que se pierdan en la lluvia tus ganas de comerme.
Que no te diga nadie que volvieron a verme.

Te sobraba gente para derrochar como ninguna.
Te faltaban hombres para entrar y salir.
Tenías más boca, más ganas, más temas, menos clausura.
No quisiste dejarlo en París
y ahora vives a oscuras.

Que te deje de lado la noche si me lo consiente.
Que los años no pasen despacio y no sepas qué ponerte.
Que te traten tranquila, menuda y modestamente.
Que no me diga nadie que volvieron a verte.

20 octubre 2010

Bosquejos y resquicios: Esta noche no vuelvo.

Que de tanto salir
que de tanto entrar.
De tanto así, así
de tanto ver y callar.

Qué tanto cuesta pedir
que ninguno consigue dar.
Cuando vienen todos a comer
y sólo se quedan a joder
para ponerte bien a parir
y la viga en el propio evitar.

Que de tanto no me sobro
que de poco no me quejo.
Que si vienen corriendo a casa
-sabiendo quién se pasa-
sabré si tengo que salir corriendo.

Que ya no quiero librar batallas
que los quebrantos siempre me llevo.
Y si me piden las cuentas claras
que se aclaren ¡Coño! primero.

Que uno se cansa de todo:
de las pomposas puestas de largo,
de las cortas de grandes pechos,
de las noches de regazo
y el buen vicio del adulterio.

De los unos y de los otros,
de los otros y de los "aquellos".
De todo se cansa uno
menos de decir "¡Niño! Ponme otro.
Que lo mismo, esta noche, no vuelvo.