Cuando quise marcharme lo hice sin pensar demasiado.
Sin mirar arriba, sin buscarlo cerca, sin temer el derroche.
Confundiendo amistades con males de noche,
despertando en clases de amor mal pagado.
Miraba morir las horas en las olas de arena herida,
borrando las huellas de la soberbia del desamparo,
mientras ibas creciendo con la inocencia
yo aprendí a dormir en los cines de tu barrio .
Y me fui tan pronto y tan deprisa,
tan deprisa llegué tan lejos.
Cuando quise romper tus espejos
me quedé a mi entierro y a tu misa.
Robé alguna mala tarde, hice trampas en mesas de bar,
Las costillas, la mañana, la casa abandonada.
Probé de todo para no traerme nada.
Lo que aprendí de la noche lo tuve que inventar.
Y me fui tan pronto y tan deprisa,
tan deprisa llegué tan lejos.
Visto tan joven sintiéndome tan ciego,
que ahora me pesan mis siete vidas.
Ahora que te miro, sé que ya no te acuerdas.
Que no esperas mis alas, que sueno a retahíla,
Canciones con letras que visten ya viejas
Me siento a la orilla del mar.
Si todavía me acuerdo, me busco en las cantinas
de haberte adivinado habría perdido la maleta,
sabiendo que me quedo a las puertas,
Sabiendo que nunca regresaría.
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