Licencia de Creative Commons
El hombre del sur que bajó la luz by Francisco Lara Sánchez is licensed under a Creative Commons Attribution-NoDerivs 3.0 Unported License.

19 abril 2012

Aquella vez que naufragué cada diez minutos.

Dudar es de cobardes.

Pero yo no dudo porque quiero creer que esta vez pasará antes de tomar una decisión que me haga volver a la mariposa. Quieres que sea sincero; me dices que la verdad duele y quieres oírla pero al oírla vas a odiarme simplemente porque no la compartes. Hacer lo correcto, como ves,  no siempre es lo mejor ni lo más sencillo y no sé si lo que debo hacer ahora es lo correcto o simplemente un impulso del calor sobre la razón.

Y ahora me debato entre el "y", el "pero," el "no puedo", el "no quiero", el "no quiero querer", el "no quiero poder" y el "no puedo querer". Porque poder sí que puedo aunque no deba y no debo tanto como puede parecer ya que si me marcho va a ser con lo puesto y nada en los bolsillos.

Allá donde se me quiera será donde no se me busque.

Cómo te digo, Victoriosa, cómo hago yo...
Para que comprendas, para que veas...
Que tengas claro, que sepas...
¿Pero cómo vas a saberlo si no quieres saber nada de quien te escribe?

Ahí donde me ves es donde no quiero estar.

Me quedan pocas metáforas, pocas frases, pocas ganas y tú pareces tener todo lo que nunca tuve. Cuentas con la ventaja de la vida, de la época, del año, del sitio. Conoces, sabes, piensas ergo sientes y pretendes que permanezca impasible aunque sea lo único que pueda hacer, ya que para ti no soy más que un extraño que dice cosas que no comprendes y habla de temas que no entiendes.

Ya te dije que la vida sí era justo. Somos nosotros los que nos planteamos las situaciones injustas.

Cuando te des cuenta ya será tarde y yo habré engendrado en la duda, tendré una hipoteca amarga de seda y las tostadas hipócritas con zumo de naranja y café de esas películas que aborrezco. Es irónico que mi corona de laurel se deba a la gran derrota no librada de tu incertidumbre.

No, no soy un loco y no digo disparates. Solo estoy cansado.

No te dejaré grandes canciones porque soy un inconstante y no habrá grandes versos porque nunca fui un poeta. Ese es mi legado: un mar de dudas en medio de una gran nada y, en el centro, estoy yo: mirándote a ver si amaneces cada diez minutos de mi día de seis horas.

Ahora deja que repare en sueños, deja que me pierda un instante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario