He despertado en un lugar que no era mi casa. Las paredes estaban agrietadas, el suelo era frío como un cadáver, la luz escasa y el aire que se respiraba no albergaba mucha más vida que la que yacía desvaneciéndose en mi interior.
Si ahora tuviese que pensar en un lugar que me pudiese transmitir algo de paz creo que me quedaría en la vigilia; ese lugar entre el sueño y la realidad, ese escalón que cruzamos cada noche antes de dormir, por tanto tiempo que perdería lo poco que me queda de cordura para convertirme en la sombra de lo que fui antaño, si es que no lo soy ya. Puede que ni incluso así pudiera conciliar un sueño tranquilo.
Una vez oí que a medida que los años nos van sucediendo, los días se hacen cada vez más cortos y las horas pasan cada vez más deprisa y cuando quieres darte cuenta has dejado atrás los mejores momentos de tu vida por intentar aferrarte demasiado a otros que no tenían más propósito que el de un placebo pasajero.
Quizás sea de lo que va todo esto, de encontrar un hogar antes de que la aguja del reloj llegue al último número que nos quede y la brecha termine haciéndose enorme. Quizás sea eso a lo que se refieren las señales del camino, las señales que constantemente dejamos pasar o ignoramos por razones que no podemos explicar.
O quizás nos estemos muriendo lentamente en cada esquina. Puede que estuviéramos destinados a morir desde un principio y únicamente hubiéramos podido ser felices siendo no-natos. Desde el momento en que hemos abierto los ojos a este desorden catastrófico avocado al fracaso que algunos llaman mundo no hemos tenido otro propósito que el de morir lenta y postergadamente haciéndolo lo más silenciosamente posible y solo un cínico idealista podría decir lo contrario.
Pero aquí estamos. ¿Que si alguien puede encontrar su verdadero camino? Creo que hacemos lo que podemos. Unos intentarán luchar y decirse a sí mismos lo justificadas que están sus causas para poder conciliar el sueño y otros, sin embargo, se limitarán a aceptar la verdad y morir un poco más por dentro con cada atardecer.
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