No, nadie te vio llegar
y estabas mas hermosa que la luna.
No miraron si eras mayor de edad
porque usaste de tu hermana las agujas
y pasaste la frontera de las dudas.
No tardaste en encontrar,
no quedaba tiempo para la palabra.
Encendida con la llama de la edad
con la risa intransigente tatuada
y bailaste sobre la soledad.
Y otra vez te volvieron a dar
las tardías y prontas horas tempranas
donde vienes cada noche a intercambiar
el hogar por la marchita madrugada.
Que no pare la canción y la trompeta
y los pájaros callen por la madrugada.
Enamórate deprisa de quien tu quieras
y deprisa que la noche siempre acaba
por desenamorar.
...Y si ves que la noche ya clarea
no seas mala y deja de jugar
donde el corazón es siempre una pieza
donde algunos no volveremos a mirar...
Yo te cambio, muchacha de enredadera,
de finura tan alta como espigas,
la madrugada que tanto te despierta
por tu parque, tu clase y tus mejillas.
El hombre del sur que bajó la luz by Francisco Lara Sánchez is licensed under a Creative Commons Attribution-NoDerivs 3.0 Unported License.
23 noviembre 2010
10 noviembre 2010
Bosquejos y resquicios V: Dedicatoria.
A mi esposa Julieta que me hizo creer en los bares.
La canción en la calle trasera de Marqués de Milán.
Una carta escrita sin ganas que queda hecha a medias.
El suicida que lucha por vivir una semana más.
Bosquejos y resquicios IV: Días de clases y rosas.
Pido permiso esta noche
para poner en broche lo que quise en boca.
Que te dije entonces nada y nada me traje
y ahora me pongo el traje para no perder la poca.
Vi oscurecer el día entonces
donde hoy mueren los letrados,
donde yo ahora pago ginebra y donde
ando de noche y mal acompañado.
Y qué guapos fuimos entonces,
no se ponía el sol, les mecía el viento.
Que alguien cierre la puerta, que eche la llave,
que parezca que no pase el tiempo.
Pero las puertas se abren,
los libros se cambian por nuevos.
Ya no miras la hora ni las dos de la tarde
ahora nos queda no ver pasar el tiempo.
Que si entonces lo quise -por más que pedí-
ahora, de noche, no lo quiero.
Que venga y se plante, que me haga el desplante
y que me haga decir lo que ahora no puedo.
Y si alguien dice verla entre bares
si alguien dice verla de nuevo,
no le digáis que aún pido rescate,
no le digáis que aún la recuerdo.
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