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El hombre del sur que bajó la luz by Francisco Lara Sánchez is licensed under a Creative Commons Attribution-NoDerivs 3.0 Unported License.

10 marzo 2012

Undefined Ofendo

No lo sé, no lo sé.
Te quedaste y no sabría decir por qué.

Sigues teniendo catorce, dieciséis, quince, veinte, diecisiete, diecinueve, dieciocho...
Sigo mirándote cuando piensas que escribes para ti sola,
cuando cantas en la cocina, cuando te fotografías en el parque,
cuando dices que el amor se acaba y que ya nadie lucha por nadie.

La sensación constante de Déjà Vu es aterradora y eso hace que me frene más y más.
Pero llegados a este punto creo que no tengo más opción que seguir caminando por el borde del desfiladero. Saltar al vacío no es una opción viable ahora, cuando hubiera saltado sin pensar años atrás.

No quiero ver señales, no quiero ver códigos, no quiero guiños. Ya he pasado por eso y te aseguro que no da más que lugar a equívocos, confusiones y a relaciones despedazadas por las inseguridades y el orgullo. Y no me resulta fácil admitir esto. Aunque no sepas la razón ni el por qué, eres mi enemiga desde antes de que te conociese. No es culpa tuya y no podrías haberlo cambiado. Al menos no esa parte.

Suena un tambor, retumba en el umbral,
viene hacia ti, te atrae como un imán.
Pero no hay ecuación ni fórmula genial
que te ayude a comprender lo que asoma detrás.

Además, tú ya tienes eso que llamas vida y yo esto que llamo vida. No te lo puedo decir claramente, no puedo escribirte una dedicatoria y no puedo hacer una referencia. No quiero simbolismos, no quiero barroquismo de los catorce ni el veneno del después. No puedo permitirme pasar por ahí otra vez. Quiero que te marches y me olvides ya que tú sí puedes hacerlo. Tu vida no pesa y no te mueres si pierdes la memoria. Esas cosas son para mayores con mayores preocupaciones y peores noches de insomnio.

Quédate bailando sola, no te mueras por amor, espera al último baile de la última canción y espera a beber los rayos del Sol de la mañana. Fue hace poco y parece que han pasado diez años, con tu camiseta de estrellas que nunca has escuchado y con ese peinado a lo rock star de mejores años. Pero qué hermosos éramos todos...


Ahora vuelve el huracán de planes trazados e ideas sin marcar.
Cae sobre mí la bomba universal.
No hay colisión ni ley ni gravedad que te pueda hacer caer aunque tiren a dar.


Mi manera de comprometerme será darme a la fuga...